martes, 20 de marzo de 2012

Turismo alternativo

por Canoni Juan Pablo (UNS) y Schenkel Erica (CONICET - UNS)

El turismo alternativo se incluye dentro de las concepciones de turismo responsable, justo y solidario, fundamentado en los valores humanistas de la actividad. Se origina al manifestarse los primeros impactos negativos que ocasiona el turismo, principalmente en los países en vías de desarrollo.
En la mayoría de los países del Tercer Mundo, el turismo, lejos de los argumentos académicos que lo proclaman como un factor de desarrollo, acentúa aún más las desigualdades, convirtiéndose en un claro instrumento de dominación. El modelo turístico dominante usufructúa la explotación de los recursos turísticos del Sur en beneficio de las trasnacionales, las grandes cadenas hoteleras, las líneas aéreas y los tour operadores, mientras que los locales ven depredar sus riquezas sin siquiera poder contemplarlas. Los atractivos son disfrutados, explotados y usufructuados por el “primer mundo” y el perjuicio es absorbido por las poblaciones locales, que son empleadas en puestos de trabajo informales y de baja calificación, que sufren flagelos como el trabajo infantil y la prostitución y que ven aumentar drásticamente el precio de la tierra y del agua. Casos representativos de lo antedicho lo constituyen los países caribeños, que año tras año incrementan las cifras de turismo internacional, mientras que sus indicadores sociales continúan empeorando.
Frente a este estado de situación, surge la necesidad de pensar otra forma de hacer turismo. Su abordaje desde el enfoque alternativo, promueve modelos turísticos opuestos al dominante. Modelos que consideren la participación de la población local, que contribuyan a sus economías, que tiendan a la democratización en la toma de decisiones y de gestión, que permitan una distribución más equitativa de los recursos generados y que perturben en menor medida el sistema socio económico y ambiental del lugar de acogida. Asimismo, el turismo alternativo se considera un movimiento social, que pretende combatir los perjuicios de los modelos turísticos hegemónicos y que denuncia a sus principales agentes: al sector empresario internacional y a aquellos poderes locales y extranjeros que los apoyaban (Jordi Gascón, 2012).
En este sentido, cabe aclarar que el turismo alternativo no es sinónimo de ecoturismo. La sostenibilidad turística no es solamente sostenibilidad medioambiental, sino también sostenibilidad social. El error de la corriente ambientalista es mantener un compromiso únicamente con el futuro sin considerar el presente. De nada sirve ser sostenible desde el punto de vista natural, si lo que se sostiene en el tiempo es un sistema injusto para una buena parte de la sociedad en que se desarrolla (Carlos Tuduri, 2006)
Asimismo, es importante alertar de la utilización falaz que algunos actores hacen del concepto. Aquellos promotores del modelo dominante, que el turismo alternativo denuncia, utilizan el término como sello de calidad para incrementar aún más sus ganancias. Se valen del aval de agentes autodenominados “sociedad civil” y profesionales especializados, que se promocionan como defensores del bien común y en realidad sirven a los intereses concentrados.
De esta utilización falaz, “propagandística”, se pueden encontrar diferentes ejemplos. Los más emblemáticos los constituyen la Responsabilidad Social Corporativa y la metodología Pro-Poor Tourism, surgida de la cooperación británica. Ambas, enmascaradas en principios de solidaridad, caridad y sustentabilidad ambiental, han logrado reafirmar sus metas económicas y de dominación.
El turismo alternativo necesita de sociedades civiles participativas y de Estados Nacionales que, lejos del carácter mínimo que propone el neoliberalismo, cuenten con las herramientas normativas y legales necesarias para garantizar su pleno desarrollo. No se debe permitir jamás, que los promotores del turismo concentrado, se apropien de los nobles principios del turismo alternativo para potenciar aún más sus utilidades. No alcanza con proclamar un apoyo al turismo alternativo, es necesario el impulso de políticas públicas concretas, que tiendan a hacerlo efectivo.

Fuentes: A. Santana Talabera, “Desarrollos y conflictos en torno al turismo rural: claves y dilemas desde la antropología social”, en IIIº Congresso Internacional sobre Turismo Rural e Desenvolvimiento Sustentável. Citurdes o Rural como Nova Opção de Oferta para o Turismo, 2002. - C. Tuduri, “¿Hacia un turismo más justo?, en Foro de Turismo Responsable, 2006 - J. Gascón. “Turismo Responsable: ¿Un término usurpado por el capital trasnacional?, en J. Buades (et al), El turismo en el inicio del milenio: una lectura crítica a tres voces, Madrid, 2012 - RITIMO, “Tourisme solidaire”, junio 2010. - R. Bustos Cara, “Identidad, turismo y territorios locales. La permanente construcción de valores territoriales”, en Aportes y transferencias, año 5, vol. I, pp. 11-28, 2001

Fuente: http://www.cecies.org/articulo.asp?id=373

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